4 Juntóse mucha gente, y cegaron todas las fuentes y el arroyo que
corría por medio de la región, diciendo: «Cuando vengan los reyes de
Asiria, ¿por qué han de hallar tanta agua?»
5 Y cobrando ánimo, reparó toda la muralla que estaba derribada,
alzando torres sobre la misma, levantó otro muralla exterior,
fortificó el
Milló en la Ciudad de David, y fabricó una gran cantidad de armas
arrojadizas y escudos.
6 Puso jefes de combate sobre el pueblo, los reunió a su lado en
la
plaza de la puerta de la ciudad, y hablándoles al corazón, dijo:
7 «Sed fuertes y tened ánimo; no temáis, ni desmayéis ante el rey de
Asiria, ni ante toda la muchedumbre que viene con él, porque es más el que
está con nosotros que el que está con él.
8 Con él está un brazo de carne, pero con nosotros está Yahveh
nuestro Dios para ayudarnos y para combatir nuestros combates.» Y el
pueblo quedó confortado con las palabras de Ezequías, rey de Judá.